Ofiuco no existe (al menos para la astrología)


Los signos zodiacales no refieren a las constelaciones de ninguna manera, aunque de ellas tomen sus nombres.


Desde hace unos días los cultores de la new age ("Nueva Era", en su versión al español), en su afán de vender siempre nuevos artilugios pretendidamente relativos al campo del ocultismo y el esoterismo, vienen pregonando la existencia de un nuevo signo zodiacal, el número trece, que se suma a la tradicional lista de doce, ubicándose entre los signos de Escorpio y Sagitario, el cual tomaría el nombre de la constelación de Ofiuco, o "el Serpentario".

 

Ofiuco es una constelación, no un signo zodiacal

 

De ser así debiera de realizarse una revisión total de la interpretación astrológica, puesto que la aparición de un nuevo signo aparejaría la fragmentación y "corrimiento" de los doce signos tradicionales en favor del nuevo (porque la banda zodiacal es circular, y en un círculo solo pueden caber 360º), y, desde ya, nadie en el mundo actual pertenecería al signo zodiacal que cree, desde que se tiene uso de razón.
Y no es que la constelación de Ofiuco haya sido descubierta recientemente, lo que podría haber conducido a cierta confusión. No, Ofiuco ya era conocida por Ptolomeo, como a tantas otras constelaciones, que no tienen su homónimo en cuanto a signo zodiacal, solo porque no hay razón para ello.

 

Signos zodiacales y constelaciones no son lo mismo

 

Es que signos zodicales y constelaciones (agrupación de estrellas), por más que compartan nombres, no son lo mismo. La banda zodiacal es una franja imaginaria (es decir, por sí misma no existe), es una convención acordada por astrólogos de antaño, conformada por doce signos (correspondientes a los doce meses del año) y que toman nombres de las constelaciones que más o menos se les superponen. Más o menos, porque los signos zodiacales tienen superficies regulares de 30º cada uno; sería tonto suponer que cada constelación tiene exactamente la misma superficie, como pensar que así todos los planetas, o todos los continentes terrestres.
Sin embargo, la posible existencia de un trigésimo tercer signo, y de otros más, viene siendo discutida desde hace años, aún en el campo de estudio de la astrología, pero, precisamente, a causa de mismos astrólogos que no terminan de entender esta diferencia entre signos y constelaciones.


Problemas similares a los que debió enfrentarse la astrología; el movimiento de precesión de los equinoccios


No es la primera vez que la astrología debe salir a esclarecer confusiones de este tipo. Hace unos años se dijo otra vez que nadie era del signo zodiacal que creía, debido al corrimiento del zodiaco de su punto cero original (esto es, el 0º de Aries) por el movimiento precesional de la tierra, respecto de los equinoccios. Otra vez, el asunto es estrictamente astronómico (constelaciones) y no astrológico (signos zodiacales).

 

Las Estrellas Fijas

 

Por este mismo motivo sí el astrólogo debe atender a la rectificación de posiciones para las Estrellas Fijas (Pléyades, Asellus, Antares, Algol, etc), normalizadas convencionalmente en 1984, año desde el cual se debe sumar o restar diez minutos de ángulo por cada doce años.

 

Plutón es un planeta

 

"Plutón ha dejado de ser considerado un planeta, por lo que el Sistema Solar pasa de nueve a ocho. A esta conclusión han llegado los casi 2.500 científicos participantes en la reunión de la Unión Astronómica Internacional (IAU) convocada en Praga para consensuar una definición de 'planeta'", decía el diario El Mundo, en su soporte digital, el 20 de agosto de 2006.
La razón para semejante decisión se presentó de manera un tanto confusa, el mismo diario dice: "Los astrónomos del mundo llevan dos años de intensos debates para acordar una definición, después de que Brown descubriese en 2003 a UBS313, situado a 14.550 millones de kilómetros de la Tierra, lo cual planteó el problema de si debía ser reconocido o no como planeta, dado que es más grande que Plutón". El informe no dice qué es UBS313, puesto que no es un planeta.
La noticia armó un gran revuelo en el mundo de la Astrología, abriendo la polémica sobre si se debía seguir o no incluyendo a este objeto, Plutón, en la confección del mapa y en la interpretación de la carta natal.
Finalmente se decidió que sí se haría, puesto que en astrología al menos se considera planeta a cualquier cosa que orbite de manera regular, con una elíptica propia; por el mismo motivo, a la Luna misma se la considera planeta.

 

Un final para la astrología

 

Este tipo de irresponsabilidad en el manejo de la información, puede de hecho erosionar hasta el derrumbe los basamentos de una actividad ya de por sí muy vapuleada, escarniada, defenestrada, mal comprendida, desde hace años.
No es posible comprobar de manera matemáticamente objetiva, científica, que finalmente la astrología no sea un galimatías abstruso, una pretensión de conocimiento, pero hasta sus principales detractores reconocen que hay quien la estudia con esfuerzo y buenas intenciones, realmente creyendo y confiando en su veracidad.
Los símbolos sagrados son eso, meramente símbolos, pero todo el mundo tiene derecho a conferirlos a los objetos y conceptos que plazcan; algunos lo hacen sobre el concepto de patria, otros lo derivan a la religión, algunos otros al estudio, de una ciencia, de un arte, un oficio, o a la astrología. El carácter de sagrados debería hacerlos inalienables, mínimamente respetables.
Cualquier intento de astrología seria desaparecerá si cada cual intenta diseñar la suya propia. Como un juego, pierde el sentido si no se respetan las reglas.

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